[ARTÍCULO] La resistencia y el activismo LGBTI
Cada año y alrededor del mundo, las marchas del Orgullo LGBTI son manifestaciones de reivindicación de los Derechos Civiles de las diversidades sexuales y genéricas, pero también, en el último tiempo, han servido como escenario para que la resistencia de la sociedad civil de este siglo reclame y defienda lo que le preocupa o lo que le interesa.
En julio de 2017, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prohibió el ingreso de las personas transgénero al Ejército de su país. En una declaración en tuiter, que será recordada muchos años por su carácter intolerante y transfóbico, justificó la medida diciendo que los “militares deben estar centrados en la victoria y no pueden cargar con los tremendos costes médicos y la alteración que supondrán». Más allá de si parece o no otra revancha en contra del Presidente Barak Obama, quien abrió las Fuerzas Armadas a la diversidad y trató de generar en su interior un ambiente mucho más inclusivo y tolerante, la medida es un retroceso evidentemente peligroso. Las nubes cargadas de transfobia vuelven a precipitar sobre una de las instituciones machistas y patriarcales por definición. Estados Unidos, país que hasta la anterior administración daba pasos agigantados en busca de la igualdad social y el respeto de las diversidades sexuales y genéricas, hoy va en sentido contrario, mostrando al mundo su cara menos amable y menos democrática.
Sin embargo, luego de ese lamentable hecho que en un principio pareciera fatídico, en realidad creo que representa una oportunidad invalorable para reafirmar la lucha de la sociedad civil y el movimiento LGBTI, que nunca antes había logrado tanto como ahora.
Es, también, un recordatorio de que nada es gratis, nada es fácil y nada es permanente.
Durante el NYC Pride Parade (Marcha del Orgullo Gay de New York), al que asistí por primera vez este año, descubrí que el multitudinario evento, con toda la parafernalia y espectacularización que lo caracteriza, se había convertido también en una plataforma ideal para acoger las reivindicaciones de la sociedad civil. Muy aparte de las autoridades, políticos y candidatos que pasaron encabezando la marcha, pude constatar la presencia de muchos activistas de diferentes causas: Ecologistas, animalistas, asociaciones que defienden los derechos de los migrantes indocumentados, protectores del ObamaCare, anarquistas, movimientos feministas, agrupaciones que luchan contra el racismo o la discriminación religiosa, instituciones que trabajan y batallan contra el VIH, policías, bomberos y las Panteras Negras apoyando al Colectivo LGBTI (¡sí, esas Panteras Negras!), entre muchos otros. Cada agrupación, colectivo, institución o agrupación, no solamente marchaba apoyando a gais, lesbianas, bisexuales y transexuales, sino que aprovechaba, en el buen sentido de la palabra, para realizar sus reclamos o manifestar sus preocupaciones en un espacio diverso, receptivo y festivo.
Indudablemente la unión de todas estas fuerzas de la sociedad civil logra un mayor impacto al proyectarse desde la reivindicación de los Derechos Civiles LGBTI. Un ejemplo claro y simple de solidaridad, estrategia política y empoderamiento colectivo, que quizás apareció de manera espontánea, pero que indudablemente tiene un efecto contundente, porque además, obtiene la aceptación del público.
Todo esto indica que la clave para el éxito de la resistencia de la sociedad civil, en donde también se encuentra el activismo LGBTI, es la unificación de sus fuerzas, mientras mantiene la pluralidad de sus luchas y discursos. Una tarea difícil pero no imposible. Una meta en común que debe ser protagonizada indefectiblemente por quienes hoy están del lado de la resistencia de la sociedad civil.
(Fotos y Texto: Edson Hurtado)
Edson Hurtado 